lunes, 19 de marzo de 2007

De vegades, només quan pense.

Cuando las arrugas nos marcan el paso del tiempo y sólo ahí (quizá algunos locos) nos preguntamos, hallamos cierta angustia cuando por alguna razón o bien no encontramos respuesta, o bien no queremos encontrarla.

Es entonces cuando me surge la pena por aquellos que lo suprimen y no recuerdan ni siquiera haberse visto en conflicto. Justo en ese momento es cuando morimos. Porque si vivimos cuando tenemos conciencia de ello, al menos para nosotros mismos, cuando nos olvidamos de ella nos suicidamos. Permanecemos, solamente, en el vacío de cada día.

Puede ser que la solución a este conflicto esté sólo en aceptar la realidad a la cual lleguemos, acostumbrarnos a ella, hacerla nuestra, aunque nos cueste tragarla. No creo que sirva de nada desempolvar la brocha y volver a pintarnos las gafas para imponernos otro color, porque desgraciadamente las arrugas nos volverán a retorcer el estómago y a robarnos el sueño.

Bufet libre para todos.

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