jueves, 12 de julio de 2007

Serp ferida.

Qué sabio parecía el cojo
enseñando a andar al ciego,
pagaba este con su ego
quitándole los piojos.

Montadito en la batidora,
tiembla esta vida insana,
quise al cruzar la membrana
no hallar verdad desoladora.

La risa nos trae más risa,
del cosquilleo, nos arde en vientre,
la alegría planta simiente
del ladrón que la vida nos sisa.

Qué sabio parecía el cojo
enseñando a andar al ciego,
pagaba este con su ego
quitándole el enojo.