jueves, 26 de marzo de 2009

A llagrima viva em brolla l'anima, quan ho necesite.

Gracias por perseguirme, confianza en el porvenir me infundes, al ir pisando las huellas tras de mí, el campo de fango resulta en cálida alfombra a retozar. Eres látigo en la apatía, consuelo en las derrotas del amor y carne de cañón en mis días más tristes.

No me huyas santa Cecilia, fugaz y altiva, mientras a otros coronas; me enorgullece saber apreciar tu cariño. Y el de tres nubes en corrillo, el de las cañas en posición de tai-chi, por natura (las dobles) entiendo la altura de mis ambiciones, por bemoles. Vuelta hincada el hasta. No quede por despecho maltrecho el hecho de tu amor. Perdón.

Con el oído sólo, basta. Bríndanos concierto maestro.

Prima excidium, prima caleo, primavera.

Caida, calor, de mí parece huir el verdor de la primavera. Que no es somera, la desgracia del venir, volver e irse en un dia, el rubor de la mentira verdadera. Cómico per sé; que al engañar al ya engañado se le muestre la verdad. Es la soberbia la que escribe, mis dedos quedaron engatusados, tiempo ha, entre anillos de humo de tabaco. Hipnótica danza de grillos y mosquitos bronceándose a la luz de la luna.

La sencillez de una disculpa a tiempo solo emborrona en negro el error.

Quedémonos a tiempo siempre antes de escribir. Que milán no le gana a bic. Ni en sueños desheredamos el ego, malditos contratiempos de vivir. Por pedir que no quede y con tan sólo desear quedas convencido de cuanto de todo lo necesario te falta y todo lo que quieres de hecho ya te sobra.

Hubiera deseado tener algo agradable que contar. Deberes para verano. Cuanto más me viene a la memoria, más me cuesta tragar. Por piedad, su usía pasarlo dejará. Que la sangre con letra entra, deja de brotar.