domingo, 25 de noviembre de 2007

Que ploga, que ploga, fanc.

Me gusta como con algo tan simple como andar por la calle, en esos miles de momentos que simplemente te arrastras de un sitio a otro, es donde, por aquello de dejar volar el periquito de la jaula, se nos ocurren las ideas mas absurdas o las convicciones más sólidas.

Tras este soso prólogo, digno de una noticia de periódico deportivo, planteo mi mala praxis del susodicho grisáceo elemento (sí, el cerebro). Adopté el símil de cualquier sujeto humanoide (dicho sea la poca frecuencia que actualmente se encuentra del sapiens sapiens) a un masivo e húmedo fango.

Bueno dejémonos de gongorismos de mercadillo de jueves. Creo que somos como un simple trozo de barro que al nacer esta totalmente húmedo, con solo rozarlo se deforma, casi fluye bajo su propio peso (que está casi liquido vamos). El tiempo como no, nuestro propio secadero, vamos perdiendo agua, con lo que poco a poco dejamos de ser moldeables ante los efectos externos. Como al irnos secando, latigados por la experiencia y la comodidad, vamos perdiendo la capacidad de cambiar nuestros "preciados" hábitos.

Me molesta que darme cuenta de esta letanía de sucesivas obviedades venga propiciada por haberla sufrido en carnes.

Haber si por suerte llueve y me olvido el paraguas.

sábado, 17 de noviembre de 2007

Dolgudament imposible.

Siempre muero tan mal callando
que aún queriendo el costado duele,
ya sabe a viento, yo te mando
que sepa a besos y mieles.
No me des vacío, infarto.

Panacea de birli birloque
es la luz al final del túnel,
por mucha lámpara que frote
o ansiadamente rebuzne,
caerás en fauces de otro coyote.

jueves, 1 de noviembre de 2007

Angoixa.

Lo siento. Estoy escribiendo porque me han tumbado. No se si he sido yo mismo, mis recuerdos o los demás. Al fin y al cabo que más da. Es una sensación que todos tenemos con mayor o menor frecuencia pero que esperamos que pase lo antes posible. Estoy intentando recordarla, en estos instantes, porque si no, no habrá sucedido. Recordarla para que cuando vuelva, acordarme de como me he levantado, para que sea menos dura la caida y más dulce la vuelta.

El estomago me habla, mis piernas no existen y evidentemente todo me da vueltas y, extrañamente, igual. Aunque no me gusta la idea de tragarme el nudo de la garganta, que le vamos a hacer,funciona así. Hay quien decide filtrarse una botella de alcohol de dudosa calidad, hay quien decide frecuentar compañias previo pago, quien reacciona violentamente. No creo que nada de esto sea repudiable con tal de volver de entre los muertos. Quizá debamos recurrir a los compañeros de viaje a que nos tiendan una mano o un puño segun sea mas beneficioso.

Sirena vuelve al mar!.